La vuelta al cole, esa gran aventura familiar.
La gran aventura de los papás en estas fechas es coordinarlo todo para la vuelta al cole. Lo más complicado, las emociones de los más pequeños, la separación del ambiente familiar.
De nuevo la entrada a vivencias explosivas, donde interactuar con otros niños y obedecer a otra figura superior desconocida, puede suponer una contrariedad.
Para solventar estas posibles crisis de los pequeños será de mucha ayuda el enfoque sistémico. Como nadie nos enseña a ser padres o a resolver este tipo de cuestiones, lo iremos haciendo de la misma manera que lo hemos vivido en nuestra infancia, es decir, si al papa le pegaban otros niños en la escuela, tendrá obsesión con ese tema y sobreprotegerá a su hijo para que no le suceda lo mismo, haciéndolo aún más débil, porque éste, sentirá que está en constante peligro, lo cual no es solución.
Sin embargo, el niño se sentirá más reforzado si sabe que a papá le pasaba eso. Que desarrollo herramientas para solucionarlo, es de esas herramientas que se le hablara al muchacho para evitar una baja autoestima.
Si los padres no fueron buenos estudiantes o les costaba mucho el cole, el niño tendrá tendencia a repetirlo. A menos que se le cuente con naturalidad y se le den frases de refuerzo:
-“Te quiero tanto si apruebas como si suspendes. Me gratificaría mucho que sacaras todo tu potencial para hacerlo distinto, yo te ayudo.”
-“Estamos orgullos de ti, tienes todo nuestro apoyo para hacerlo distinto”.
Son ejemplos de frases que fortalecen el inconsciente del niño, pero todo ello debe de ir acompañado con seguridad y normas.
La familia y la escuela son para el niño los ámbitos más relevantes de la infancia.
Ese niño ha de sentir que pertenece al campo familiar y al campo escolar, ambos deberían de tener complicidad (dentro de sus imperfecciones) cuyo único fin ha de ser la evolución, integración y el acompañamiento al escolar.
Ese nexo entre el hogar y la escuela hace que el niño se sienta instruido, apoyado y corregido de manera que no tendrá la necesidad de llamar la atención con alarmas conductuales, ya que sus necesidades físicas y emocionales estarán cubiertas, aun cuando uno de los campos tenga alguna carencia importante, ya que el otro campo debería de compensar a través de esa complicidad.
La base de una buena salud emocional para el niño está en el ensamblaje de docentes y familia.
